Es uno de los trastornos psiquiátricos más devastadores presentes en la sociedad, no sólo por la gravedad y violencia de las conductas que genera, sino también porque exige la utilización de un amplio rango de servicios, desde el sistema penitenciario y judicial a los sistemas de salud mental y bienestar, y porque son personas que tienden a ostentar el poder, ya sea a través de empresas multinacionales, cargos políticos, líderes espirituales, y otros; no tienen compasión a la hora de alcanzar sus objetivos, cualquier medio justifica el fin perseguido.
Trastorno psiquiátrico devastador
Los psicópatas son «depredadores de su propia especie», según Robert Hare, utilizan el encanto, la manipulación y la violencia para controlar a los demás y satisfacer sus propias necesidades, están faltos de conciencia y de sentimientos hacia los demás, toman con extraordinaria sangre fría sus acciones, violando las normas y expectativas sociales sin el menor sentimiento de culpa o remordimiento.
Perversión
Nuestra incomprensión del cuadro nos ha llevado a relegarlo al reino de la moral, » son malvados, son perversos». Estos individuos, aunque cometan actos malignos, son seres humanos (no en el sentido de humanidad). No son distintos del resto de las personas, salvo en que muestran aspectos extremos del ser humano.
Características
En el plano afectivo se caracterizan por experimentar emociones lábiles y superficiales, por su falta de empatía, ansiedad y sentimientos genuinos de culpa y remordimiento, así como por su incapacidad para establecer vínculos duraderos con otras personas. En el plano relacional, son arrogantes, egocéntricos, manipuladores, enérgicos y dominantes.
Existe polémica respecto a la presencia de psicopatía en la población adolescente y juvenil. Existen autores que defienden que son etapas muy sensibles del desarrollo para considerar una evaluación válida, y otros que afirman que existen datos para confiar en un diagnóstico precoz.
Desde mi punto de vista y utilizando un enfoque constructivista, considero que todas las personas vamos dando datos del estilo de personalidad que vamos construyendo, y ésta se estructura en etapas tempranas del desarrollo. Me gusta pensar que no es inamovible y que podemos ir modificando dentro de unos límites nuestra personalidad, siempre que haya autoconciencia y voluntad, pero estas características no aparecen en la psicopatía.
Infancia y adolescencia
En la infancia y adolescencia es tarea de un buen profesional distinguir si estamos ante rasgos propios de la etapa de la adolescencia como puede ser las conductas de riesgo, la impulsividad, la búsqueda de sensaciones, la tendencia a probar lo nuevo, a experimentar, a transgredir, exploración de la sexualidad, rebelarse ante la autoridad; O si estamos ante la gestación de una psicopatía, donde buscaremos como determinantes la falta de empatía, el encanto superficial, la falta de culpa. También presentan bastante dificultad a la hora de experimentar emociones, sobre todo las asociadas al miedo, son sujetos fríos, manipuladores, mentirosos.
Sociabilización
A través de la socialización, los padres enseñan al niño la existencia de la culpa, y otras emociones como el bochorno, el orgullo, la vergüenza, etc. En niños con características psicopáticas no es fácil inculcar la culpa, pues no tienen la capacidad para desarrollarla, ni la autoconsciencia, ni las consecuencias de nuestros actos, ni la emoción que pueda sentir el otro. No aprenden de los castigos por lo que difícilmente incorporan la culpabilidad.Existen investigaciones que predicen a 10 años conductas criminales a través de la detección de rasgos de psicopatía juvenil.
Insensibilidad afectiva
El concepto de «insensibilidad afectiva» es uno de los nucleares en la definición de la psicopatía, y también para diferenciar de otros trastornos como la hiperactividad con impulsividad, o las conductas antisociales. Es el rasgo central en la definición de la psicopatía adulta, habla de un déficit en la construcción de la conciencia y se caracteriza por falta de empatía, carencia de culpa, de remordimientos y de sensibilidad e identificación con las emociones de los demás. Actúa como distintivo de otros rasgos similares e incluidos, pero que no son exclusivos de la psicopatía, como son el narcisismo y la impulsividad.
Los datos respecto al tratamiento y reinserción del psicópata son muy pesimistas. No sólo no se ha demostrado que existan programas efectivos, sino que incluso han detectado cierto efecto iatrogénico de la intervención, es decir, les puede empeorar. En cualquier caso, y partiendo de la base de que se puede predecir en etapas infanto-juveniles, la detección temprana podría facilitar el camino a algún tipo tratamiento, siempre que sea precoz.
Bárbara Bravo es una psicóloga licenciada con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de trastornos emocionales y mentales. Desde su consulta en Collado Villalba, se especializa en terapias individuales, de pareja y familiares, ofreciendo un enfoque personalizado y cercano para ayudarte a superar cualquier reto emocional.
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