Los conflictos y transgresiones en las relaciones interpersonales son inevitables, surgen tarde o temprano en mayor o menor intensidad y provocan consecuencias en la relación y a nivel personal.

Las relaciones interpersonales abarcan muchos modelos como el familiar, la pareja, los amigos, conocidos, extraños, etc.

Hoy aportaré datos de una investigación reciente de la Universidad de Granada que estudió la relación entre perdón y transgresión.

Transgresión

Transgresión es la violación percibida de las normas, ya sean explícitas o implícitas, particulares de la relación o socioculturales, por parte de un miembro de la relación (o ambos) y tiene como consecuencia el sufrimiento de las personas involucradas en la relación.

Ante la transgresión hay dos tipos de conductas fundamentalmente:

  • La evitación a la persona que daña por parte de la persona dañada .
  • La venganza, para permitir a la víctima devolver el daño recibido por parte del transgresor.

La transgresión que se percibe como más grave es la infidelidad, existen otras como la posesividad, la celotipia, el no respeto de la privacidad y confidencialidad de la intimidad de la relación, romper las normas de decencia (insultos, degradaciones, abochornar, críticas, etc.).

Nos planteamos hasta qué punto las expresiones de perdón sirven para reparar y mejorar las relaciones interpersonales, aunque un proceso de reparación no  siempre deba implicar una reconciliación.

Los incidentes derivados de las transgresiones suelen crear una deuda interpersonal, produciendo perfiles característicos de emociones, cogniciones y comportamientos negativos que afectan a las relaciones.

Resulta una obviedad que a mayor valoración de gravedad en la ofensa, menor posibilidad de perdón y mayor evitación del transgresor.

Lo que dependerá de cada persona es qué cosas son consideradas en el polo máximo de la gravedad, y aunque aquí entra la variabilidad, parece que la infidelidad es con mucho la más ofensiva.

En cuanto a diferencias de género, los resultados evidenciaron que son las mujeres las que perciben con mayor gravedad las consecuencias de la transgresión de infidelidad, ya que éstas tienden a experimentar en mayor medida que los hombres tanto emociones positivas como emociones negativas.

El Perdón

Perdón y Transgresión

El perdón es una respuesta de afrontamiento orientada a la emoción, que sustituye las emociones negativas asociadas con rencor por emociones positivas, teniendo en cuenta que en esta transformación de afecto negativo en positivo tiene un papel importante la severidad percibida de la ofensa.

 

Empatía por Sexos

Respecto a la empatía, los resultados muestran que las mujeres son más empáticas que los hombres: tienen mayor compasión, preocupación y cariño ante el malestar de los otros lo cual facilita el proceso de perdón.

Sin embargo en hombres la empatía, el malestar interior y otras características predicen una mayor tendencia a la venganza y menor perdón.

Este proceso se acusará si hablamos de relación de pareja, y disminuirá (mayor capacidad para el perdón) si son relaciones menos significativas.

En el caso de los hombres, recibir una transgresión por parte de la pareja podría denotar una pérdida en la lucha por el poder, lo que hace que aumente su malestar, llevándoles a generar un mayor sentimiento de ira y una mayor motivación de venganza, ya que los hombres son menos propensos a admitir irregularidades en su relación.

Las mujeres puntúan más elevado en dependencia emocional y esto predice una mayor venganza (menor perdón) hacia la pareja pues ante una agresión grave, provocará más daños y por lo tanto mayor sentimiento de ira y mayor tasa de conductas violentas.

Dependencia Emocional

La dependencia emocional además se relaciona con mayores sentimientos negativos.

En conclusión, cabe señalar la importancia de mayor desarrollo en el campo del perdón en las relaciones, y los obstáculos para el mismo.

Tanto para pedirlo como para aceptarlo; el perdón es un proceso muy profundo que no siempre alcanzamos y donde pueden quedar rencillas eternas.

Incorporar el perdón a nuestras vidas (pedirlo y darlo) puede ayudar al establecimiento de relaciones sanas y equilibradas y permitir la toma de conciencia de un significado mucho más profundo de nuestras vidas, nuestros conflictos, los encuentros y los desencuentros.

Psicólogo Collado Villalba

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