Este artículo habla en términos generales de cómo se desarrolla la violencia perversa en la pareja, las dinámicas y las emociones que provoca estar inmersa en esta situación. También defino el perfil del perverso narcisista para su correcta identificación. En primer lugar, es fundamental tomar conciencia de que estamos en una situación de este tipo, saber en qué juego estamos involucrados permite poco a poco separarnos.

Las agresiones se realizan de forma sutil, no dejan rastro y las personas que pueden contemplarlo lo interpretan como simples actos de una relación conflictiva o apasionada entre dos personas que tienen mucho carácter, pero la realidad es que constituyen un intento violento de destrucción moral e incluso física. A veces lo concluyen con éxito.

Las estrategias perversas ocurren en dos ocasiones, cuando el contenido afectivo falta, o cuando existe una proximidad demasiado grande con la persona amada. El individuo narcisista, perfil del maltratador, impone su dominio para retener al otro, pero además, teme que el otro se le aproxime mucho y le invada. Intenta mantener al otro en una relación de dependencia, o incluso de propiedad, para demostrarse a sí mismo su omnipotencia.

El mensaje no explicitado por parte del perverso es “no te quiero”, pero se oculta para que el otro no se marche, actúa de forma indirecta; es importante que el otro permanezca frustrado continuamente, e impedir que piense para que no tome conciencia del proceso. Las víctimas quedan sumidas en la duda y la confusión.  Se trata de que esté a su disposición.

En una pareja normal, pueden existir elementos puntuales de dominio, la característica de una relación de acoso moral es que la denigración y los ataques subterráneos son sistemáticos. Este proceso solamente es posible gracias a la excesiva tolerancia de la persona agredida. Esto puede verse explicado por una lealtad familiar que puede consistir en reproducir lo que uno de los padres ha vivido, pero sobre el perfil del maltratado hablaré en otro artículo.

La violencia perversa suele aparecer en momentos de crisis, y se ejerce esencialmente a través de faltas de respeto. Generalmente el perverso no puede asumir su responsabilidad en la crisis y utilizará a su pareja de chivo expiatorio para evitar cuestionarse a sí mismo. La manipulación puede ser tan excesiva que coloca a la víctima en una situación de shock que lleva al hundimiento, a la depresión y a la inestabilidad emocional (elementos que suelen también utilizarse como arma arrojadiza por el acosador). El objetivo es hacer dudar al otro sobre sí mismo y sobre los demás  y desestabilizarle.

Detallaré los rasgos principales del perverso narcisista, para ayudar a la toma de conciencia:

  • Megalomanía (delirios de grandeza).
  • Denuncian la malevolencia humana (pero ellos obviamente se salvan).
  • Tendencia al juicio y al análisis ajeno (la víctima se sentirá juzgada y criticada pero de forma subliminal).
  • Seductores y brillantes.
  • En los momentos de ruptura o separación, hablan de fracaso y no de dolor.
  • Carecen de atención o compasión ante el sufrimiento humano ajeno.
  • Pueden apasionarse por una persona, actividad o idea pero son destellos superficiales.
  • Egocéntricos y con mala intención que llevan a la práctica (intentan perjudicar al otro).
  • Presentan mucha irresponsabilidad. La culpa siempre recae en el otro.
  • Rasgos paranoicos. Yo hiperdesarrollado, ego desproporcionado, rigidez psicológica, tendencia a la desconfianza.
  • Niegan la individualidad del otro, niegan la identidad del otro (sensación que tendrá la víctima).

En próximos artículos hablaré del perfil de la mujer maltratada y explicaciones respecto al mantenimiento y repetición de este tipo de vínculos. Implicarse en un proceso de psicoterapia puede revertir radicalmente la forma en que nos relacionamos y frenar la repetición sistemática de relaciones destructivas.

Estas categorías para organizar la información son de carácter meramente descriptivo y ayudan a la comunicación, pero pueden actuar como etiquetas. No tengo ninguna duda respecto a que las personas actuamos y desarrollamos sintomatología porque tenemos una razón para ello, por lo tanto, mi forma de trabajo considerará siempre las particularidades de la historia de vida de cada individuo, familia o pareja, con el objetivo de comprender qué sentido tienen, y sólo desde ahí poder resolver.

Psicólogo Collado Villalba

 

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