El pensamiento sistémico se caracteriza por una integración multidisciplinaria; en sus orígenes se encuentra la escuela de Palo Alto, donde autores de distintas áreas de conocimiento trabajan de la mano: Von Bertanlanffy, biólogo, Ashby, médico, Wiener, matemático, Bateson, antropólogo, y otros. La realidad no está construida por pedazos aislados, es un todo, el compendio de saberes ofrece mayor complejidad y autenticidad a la mirada que adoptamos.
Surge a mediados del siglo pasado en distintos grupos profesionales y en distintas zonas geográficas; lo que tiene en común este movimiento es la confrontación de una insuficiencia teórica a la hora de intervenir en cuestiones de carácter psicológico si el único marco que utilizamos es el intrapsíquico. De ahí surgen autores que enfatizan la importancia de trabajar con las relaciones sociales, otros empiezan a incorporar a las familias en los trabajos terapéuticos, empieza a haber un estudio profundo de las relaciones, los tipos de vínculo y tipos de comunicación en asociación con el desarrollo de trastornos psicológicos o psiquiátricos. Ocurre que en esta línea de investigación surgen formas de intervención terapéutica que obtienen resultados positivos, la terapia familiar sistémica.
Podríamos decir que existen tres formas, históricamente, de confrontar la problemática de una persona: desde la psicodinámica contemplaremos solamente motivaciones internas del sujeto. El conductismo apelará al proceso interaccional que media en el aprendizaje de la conducta y el sistémico, que es el que propone la Teoría General de los Sistemas, entenderá que el comportamiento está determinado por sus relaciones.
De los grandes hallazgos de este paradigma es el cambio de mirada, de la dinámica intrapsíquica al nivel interaccional. Se trata de comprender, dar un sentido a la conducta, a la sintomatología, teniendo en cuenta las variables contextuales que la determinan, es un abordaje inclusivo que permite estudiar los sistemas emocionales más significativos para el ser humano, como la familia, la red social y el entorno socioeconómico. Lo nuclear de la epistemología sistémica, es la concepción según la cual la identidad se constituye sólo en la relación.
El paradigma sistémico en términos generales, ya veremos que luego existen escuelas específicas, bebe de los siguientes principios básicos.
Teoría general de los sistemas con sus propiedades. La totalidad: resumida en el popular dicho “el todo es más que la suma de las partes”. Si el todo es un sistema interrelacionado y la cualidad de las partes depende de la organización, un cambio en cualquier parte del sistema llevará a una modificación del sistema en su totalidad y en las cualidades de los individuos que lo componen. No existe la unilateralidad en el contacto, hablamos de interacciones multidireccionales.
La circularidad y complejidad frente a causalidad lineal, no se trata de reducir variables si no de sumarlas, y entender la complejidad de sus interrelaciones, y su sentido global.
Equifinalidad y equicausalidad: lo que explica el comportamiento de los miembros de un sistema es la organización actual de la relación y no el pasado o las condiciones iniciales que organizaron el mismo.
Otra de las grandes fuentes de inspiración de la sistémica es la Teoría de la Comunicación, con sus axiomas: 1. No se puede no comunicar, no existe la no comunicación (más adelante se entiende el síntoma como comunicación) 2. Los niveles de la comunicación: el nivel de contenido y el nivel relacional 3. La puntuación de la secuencia de hechos en la interrelación es arbitraria (connotaciones positivas o negativas, interpretaciones, según el observador) 4. Dos niveles de análisis de la comunicación: el digital y el analógico. 5. Todas las relaciones están basadas en la igualdad o en la diferencia (simetría o asimetría).
El marco conceptual sistémico es revolucionario si se le compara con el gran imperio del conocimiento científico, pues nos lleva a pensar e interpretar la realidad desde unas lentes diferentes, más complejas, más ricas, más elaboradas, que posiblemente sean más próximas a la inmensidad humana.
Existen distintas escuelas dentro de la terapia familiar sistémica (escuela de Milán, estructural, intergeneracional, estratégica, breve, narrativa, etc) . La constructivista, que es desde mi punto de vista de las más completas y comprensivas de la complejidad humana, llega en una tercera fase de evolución de este marco conceptual, y, heredando la tradición hermenéutica, destaca la naturaleza constructiva de la experiencia y el papel de la conciencia en la captación de la realidad, es decir, confrontan la idea moderna que propone la existencia de un mundo real que se puede conocer con certeza. En contraposición, el constructivismo considera que los seres humanos desarrollan en su mente un conjunto de creencias que son su perspectiva del mundo, sus mapas cognitivos esenciales que se transforman en nuestro modo de tratar con él, a través de los cuales filtramos los datos entrantes y les atribuimos significado.
Colegiado nº M-20961
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Bárbara Bravo es una psicóloga licenciada con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de trastornos emocionales y mentales. Desde su consulta en Collado Villalba, se especializa en terapias individuales, de pareja y familiares, ofreciendo un enfoque personalizado y cercano para ayudarte a superar cualquier reto emocional.
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