Considero importante manejar información respecto al TDAH por ser actualmente un diagnóstico utilizado con muchísima frecuencia. En principio haré un repaso de la sintomatología según la clasificación oficial y para terminar hablaré desde mi propio ángulo de comprensión e intervención psicológica del trastorno. Ya sabéis que para nosotros las etiquetas no son más que un intento de organización de la información, y que no creemos en ellas.
Datos del TDAH
Estamos hablando del trastorno con mayor incidencia en la etapa infantil, y el que genera más derivaciones a centros de salud o profesionales de la psicología o psiquiatría. La prevalencia es variable según el estudio al que te ciñas, pero tenemos desde los más discretos, entre el 4% y el 7%, hasta el 20%. Aparece con predominancia entre varones, este dato es compartido en todos los estudios, parece que en las niñas existe menos sintomatología de este tipo.
La manera que han creado de determinar si en este trastorno prevalece la hiperactividad-impulsividad o el déficit de atención, es puntuar 6 o más ítems de los siguientes. Si hubiera más de 6 en ambos, hablaríamos de trastorno combinado de los dos ejes:
Hiperactividad e impulsividad:
Inquietud, se mueve en el asiento, corre y salta en situaciones inapropiadas, se levanta cuando debería estar sentado, dificultad para jugar tranquilamente, excitado a menudo, «como una moto», verborrea, responde antes de que finalice la pregunta, dificultad para guardar el turno en actividades de grupo, interrumpe a otros en los juegos, conversaciones, etc.
Inatención:
No atiende detalles, comete errores, dificultad para mantener la atención, sordera ficticia, no sigue instrucciones, no termina las tareas, dificultad para organizarse, evita tareas que requieren esfuerzo continuado, olvida y pierde cosas necesarias para su actividad, fácil distracción por estímulos externos, olvidadizo en las actividades diarias.
Por un lado, considero que los rasgos anteriormente descritos son inherentes a este periodo de la vida: excitación, inquietud, interrumpir conversaciones, preguntar rápido, dificultad para organizarse, correr y saltar en situaciones inapropiadas, fácil distracción, etc.
Esto es sólo una reflexión cuya intención no es minimizar el problema, sino buscar el foco real.
Si un niño o niña está presentando conductas disfuncionales, que no le permiten su desarrollo intelectual, o social, nos está queriendo decir algo. Por lo que para mí se impone una investigación completa de los contextos de desarrollo del mismo, con especial énfasis en el entorno familiar, que como ya sabéis, es uno de los pilares de construcción de la personalidad, dinámicas relacionales e identidad de los seres humanos. Para esta aproximación la colaboración de la familia es imprescindible, y no sólo durante el diagnóstico, también para la intervención psicológica.
Suele relacionarse con el fracaso escolar
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad suele cursar con fracaso escolar y con problemas sociales en la edad infantil. Si no es reconducido, puede ser la antesala de otros como: oposicionista desafiante, trastornos de conducta, el trastorno antisocial en el adulto, y otros. Por supuesto para poder tratarlo, es imprescindible salirnos de un enfoque de causa efecto de origen interno o fisiológico, y ver cuáles son los factores que están llevando al niño o niña a esta situación. Desde cada universo familiar no podremos establecer un cuadro rígido de causas que lo provocan, pues nos encontraremos situaciones absolutamente particulares y únicas.
TDAH y la Medicación
Actualmente se considera la modalidad de tratamiento predominante, para el TDAH (Trastorno de Déficit de atención e Hiperactividad), la medicación. Estoy hablando en concreto de menores de 5 años, sí, “alguien” ha considerado los fármacos la mejor opción para esta temprana franja de edad.
Ante esta situación, entre el University College de London, la División de Psicología Educativa e Infantil, y la Sociedad Británica de Psicología, elaboraron un estudio para sacar conclusiones de primera mano, con psicólogos educativos que trabajan a diario con niños y con niñas que aparentemente presentan TDAH.
Os presento un resumen de las conclusiones
- El modelo biomédico y la intolerancia a la diferencia, a lo que se sale de la norma, influye en la concepción del TDAH.
- Existe una tendencia a enfatizar factores individuales de los niños en detrimento de factores contextuales; podría interpretarse como un intento de eludir responsabilidades de los padres sobre el comportamiento de los niños.
- El tratamiento de preferencia es la medicación y no existe confrontación crítica.
- Los sistemas que presionan para la premura del diagnóstico y la medicación son: escuela y familia. Existe un tercero: “incentivos perversos”, es decir, la financiación pública de asistencia social, mejoras en vivienda, etc.
- Ambigüedad del papel del psicólogo en el diagnóstico y tratamiento del niño.
- Los psicólogos son los profesionales que más pueden ofrecer tanto a familias como a otros profesionales una mayor comprensión de la perspectiva social del TDAH.
- Importancia de hacer más real el trabajo multidisciplinar para superar barreras institucionales y aportar soluciones creativas.
Los resultados de este estudio son muy interesantes y pueden ayudar a crear un pensamiento crítico propio en relación a los diagnósticos y las modalidades de tratamiento.
Administrar a menores de 5 años fármacos, sin mayor profundidad de análisis, no parece que debiera ser la primera opción, básicamente por el momento del desarrollo, lo frágil y plástico de las estructuras nerviosas y los efectos que se desconocen y sólo a largo plazo descubriremos.
Efectos de la medicación para TDAH
Por el momento:
La medicación para el TDAH actúa como un dopaje, son sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento. Estas anfetaminas lo que producen es un efecto inmediato de aumento de la presión sanguínea y cardiaca, que puede llevar a tener a la larga más riesgos cardiovasculares. No existen investigaciones concluyentes de los efectos que pueda tener sobre el desarrollo.
¿No sería más sencillo investigar si existen razones para que ese niño o niña tenga dificultades y bajo rendimiento?.
La importancia del origen del problema.
Psicólogo Collado Villalba