Las relaciones actúan como espejo de lo que somos, a mayor nivel de intimidad, mayor espejo crean. Creo, que esta es una de las grandes razones para salirnos de una, no poder soportar la imagen que de nosotros mismos nos arroja la relación en la que estamos involucrados.

Existe un dicho popular, cuán sabios son, que dice algo así como “Lo que Pedro me dice sobre Juan, me dice más de Pedro que de Juan”. En realidad están hablando de un mecanismo muy estudiado en psicología, que se llama proyección.

Cuando proyectamos nos desposeemos de aquellas partes nuestras que no nos gustan. De esta manera, en lugar de ser un agente activo de nuestra propia existencia, nos convertimos en un sujeto pasivo de los demás y de las circunstancias. Proyectamos en el otro un rasgo, actitud, sentimiento o conducta que, perteneciéndome a mí, lo pongo fuera. Suelen ser características nuestras que negamos o rechazamos muy fuertemente, pueden ser relativas a la agresión, sexuales, persecutorias, prejuicios de cualquier tipo, etc. esto siempre dependerá de cada persona, su historia de vida, y su sistema de valores.

Es un intento de liberarnos de asuntos propios sacándolos fuera y transfiriéndolos a un objeto o persona. Atravesamos por un acontecimiento que nos produce alguna emoción o que hace que surja un rasgo propio, reprimimos la emoción o rasgo porque la rechazamos, no podemos apropiarnos de ella, pero la colocamos en algún lugar para creer que no tiene nada que ver con nosotros. Esto nos produce alivio interior, aunque podamos contactar con la rabia o el enojo, pero al ser hacia algo externo es mucho menos doloroso y arriesgado.

ReducidoEl caso extremo de la proyección es la paranoia, donde el individuo es incapaz de aceptarse y hacerse responsable de sus propios deseos y sentimientos, por eso se lo adjudica a objetos o personas del exterior. Podríamos hablar de que en realidad su deseo oculto tendría que ver con la vigilancia y persecución de otras personas. Hay autores, como por ejemplo Fritz Perls, que dicen que absolutamente todo es proyección.

Sin embargo, yo sí que distingo entre proyección y suposición. Es decir, puede haber un grado de observación y análisis que te permita ciertas interpretaciones con más dosis de objetividad. No total, pues considero que no existe; desde el momento en que yo hago una lectura de la realidad, yo la estoy construyendo, aportando ingredientes propios en la elaboración. Por lo tanto en la suposición, también habría elementos muy personales que tienen que ver conmigo, con mi historia, personalidad, etc., pero no considero que todo absolutamente sea proyección, creo que hay niveles, y que dependerán del grado de conciencia que tenga cada persona sobre sí misma, es decir, su autoconocimiento.

Se puede proyectar en positivo, ver en otras personas rasgos que deseamos para nosotros mismos, y más allá, cuando miramos bonito, existe algo bonito dentro de nosotros, que nos permite colocarnos las lentes para observarlo e identificarlo afuera.

Como conclusión, las relaciones, y este espejito mágico en el que se convierten, son oportunidades para sanarnos contactando con nuestro interior más auténtico, con nuestras luces y nuestras sombras.

Estas categorías para organizar la información son de carácter meramente descriptivo y ayudan a la comunicación, pero pueden actuar como etiquetas. No tengo ninguna duda respecto a que las personas actuamos y desarrollamos sintomatología porque tenemos una razón para ello, por lo tanto, mi forma de trabajo considerará siempre las particularidades de la historia de vida de cada individuo, familia o pareja, con el objetivo de comprender qué sentido tienen, y sólo desde ahí poder resolver.

Psicólogo Collado Villalba – Psicólogo Madrid Barrio Salamanca

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