En primer lugar voy a hacer un repaso de los criterios que han acordado en los manuales generales de psicología, para que entendamos a qué nos referimos con este trastorno de la personalidad.

A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, con estas características (como mínimo han de cumplir tres):

1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención.
2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.
4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones.
5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.

B. El sujeto tiene al menos 18 años.

C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.

D.El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o una crisis psicótica.

AntisocialSe ha llegado a relacionar el trastorno de personalidad antisocial con la psicopatía, pero algunos autores encuentran diferencias: algunos psicópatas no son delincuentes  y algunos no manifiestan agresividad que es uno de los criterios de la personalidad antisocial; son dos síndromes que no  se solapan en su totalidad aunque compartan algunos rasgos. Algunos psicópatas tienen áreas de elevado éxito en ciertos segmentos de la sociedad, en la política, los negocios, el entretenimiento. No existe consenso respecto a considerar este trastorno y la psicopatía como equivalentes.

Parece que los trastornos de conducta en niños o adolescentes pueden predecir el desarrollo del trastorno de personalidad antisocial en la madurez atravesando a su vez otro diagnóstico en la niñez, que es el disocial de la conducta, que se caracteriza por violar normas sociales, consumo de drogas y coqueteos con la delincuencia. Esto no significa que todos los niños o niñas con trastornos de la conducta desarrollen la personalidad antisocial, si no que se ha encontrado en adultos con personalidad antisocial esos antecedentes. Es decir, los trastornos de la conducta pueden resolverse si son bien entendidos y reconducidos. Esta es una clave para la prevención del trastorno antisocial de la personalidad.

En todo caso, considero imprescindible un estudio profundo de las situaciones vitales a las que han sido sometidas estas personas, y de las que caracterizan su presente. El tratamiento de este trastorno es complicado porque generalmente no acuden a terapia por voluntad propia, si no como uno de los requisitos que forman parte de medidas legales y judiciales en las que se ven involucrados.

Estas categorías para organizar la información son de carácter meramente descriptivo y ayudan a la comunicación, pero pueden actuar como etiquetas. No tengo ninguna duda respecto a que las personas actuamos y desarrollamos sintomatología porque tenemos una razón para ello, por lo tanto, mi forma de trabajo considerará siempre las particularidades de la historia de vida de cada individuo, familia o pareja, con el objetivo de comprender qué sentido tienen, y sólo desde ahí poder resolver.

Psicólogo Collado Villalba

 

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