Casi todos conocemos a alguien hipocondriaco o con tendencia a la hipocondría, personas que se concentran en el más mínimo síntoma físico, convencidos de padecer una enfermedad tras otra; acuden frecuentemente al médico porque realmente están convencidos de sufrir ese catálogo de enfermedades. Podemos tratarlo con una actitud cómica, pero puede no serlo, para algunas personas la preocupación por su salud puede llegar a ser tan grande que controle por completo sus vidas.

Según el DSM V, está comprendido dentro de la categoría de los trastornos somatoformes, un término un poco rimbombante, que explica que lo que preocupa a las personas que los padecen es la enfermedad física, aparentemente, porque por lo general, no hay una afección médica identificable que cause las dolencias que describen.

Las características que tiene que cumplir el trastorno para que hablemos de hipocondría son:

  1. Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.
  2. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas.
  3. La creencia de padecer una enfermedad no es de tipo delirante y no se limita a preocupaciones sobre el aspecto físico.
  4. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

HipocondriaA veces la hipocondría cursa con poca conciencia de enfermedad:  el individuo no se da cuenta de que la preocupación por padecer una enfermedad grave es excesiva o injustificada. En otras ocasiones sí existe mayor conciencia de la sobredimensión de la situación, y esto facilita el trabajo psicológico.

Como en todos los trastornos psicológicos, es fundamental hacer una investigación profunda sobre el origen de la hipocondría, en qué momento, en qué circunstancia familiar, económica, emocional, etc. surge la sintomatología y cómo se mantiene. Podría ocupar el lugar de algún otro asunto más importante que no podemos confrontar en ese momento, o puede estar ocupando otro tipo de vacíos. Sabemos bien, que cuando estamos en alguna situación que nos obliga a parar o a estar más sedentarios o desocupados, podemos desarrollar una mirada más introspectiva o perceptiva, y obsesionarnos, por ejemplo, con nuestro cuerpo y con sus síntomas.

Cada caso será un mundo y establecerá sus reglas del juego. Lo importante es que la hipocondría puede llevar a muchísimo sufrimiento a las personas y puede ocupar el centro y el todo de sus vidas, limitando o incluso creando bajas crónicas a nivel laboral, deterioro de las relaciones sociales, frecuentemente va asociado a un estado de ánimo depresivo, y un largo etcétera. Es muy recomendable la terapia psicológica para su tratamiento y los resultados son muy favorables a largo plazo.

Estas categorías para organizar la información son de carácter meramente descriptivo y ayudan a la comunicación, pero pueden actuar como etiquetas. No tengo ninguna duda respecto a que las personas actuamos y desarrollamos sintomatología porque tenemos una razón para ello, por lo tanto, mi forma de trabajo considerará siempre las particularidades de la historia de vida de cada individuo, familia o pareja, con el objetivo de comprender qué sentido tienen, y sólo desde ahí poder resolver.

Psicólogo Collado Villalba – Psicólogo Avenida de América, Barrio Salamanca

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