Regresar de las vacaciones es escuchar a diestro y siniestro: “estoy con el síndrome postvacacional o con la depresión postvacacional”.

Así que como acaba de terminar agosto, dedico unas letras a este tan consabido síndrome que en realidad, causa mucha controversia entre los expertos, ¿realmente existe?.

No cabe duda de que existen diversas reacciones ante la reincorporación al trabajo tras el periodo estival, pero  ¿se deben a que existe un síndrome mágico que de pronto me invade, o se debe a otras razones que conozco pero prefiero no conocer, o más bien, confrontar?

De hecho, parece que un mini-síndrome postvacacional aparece también en la tarde del domingo y dura hasta el jueves…

Definición

El síndrome o depresión postvacacional es la sensación de falta de energía, de motivación o la tristeza que aparece en algunos trabajadores al reincorporarse al empleo tras el periodo estival.

Se trata de una dificultad psicológico en el proceso de readaptación a la rutina laboral después de las vacaciones.

En mi opinión, la raíz de este problema reside en el trabajo que tenemos y en la percepción del mismo, si es para nosotros algo aversivo (sin entrar en que sea real o percibido) viviremos en mayor grado lo que se ha denominado como el síndrome postvacacional.

La sintomatología con la que da la cara es muy variable y puede recordar a la depresiva; existe una repercusión física: falta de apetito, dolor muscular, insomnio, molestias estomacales, fatiga, cansancio, dificultad de memoria, concentración y atención, ahogo, etc.

Psicológicamente mostraremos falta de interés y motivación, desgana, irritabilidad, irascibilidad, indiferencia, tristeza, inquietud, indiferencia, ansiedad, etc…

Depresión Postvacacional

Revisando distintos estudios me encuentro con una tasa de prevalencia muy elevada, entre el 35 y el 56% de la población la presenta, según qué investigación.

Si bien es cierto que lo grave sería el grado de intensidad y la duración de la sintomatología, pues hay personas que sostienen un síndrome postvacacional durante todo el año, gracias a los oasis que ofrecen los fines de semana, pero cada lunes es una vuelta a empezar.

Terapia

En estos casos, considero que la terapia puede ser muy beneficiosa para reevaluar nuestras capacidades para cambiar de empleo, y si realmente conseguimos un mínimo de satisfacción en nuestros trabajos y en último término, si no es viable efectuar un cambio a mejor (que mi idealismo apuesta siempre a que sí) al menos trabajar la actitud, los pensamientos y emociones asociados al mismo y la posibilidad de resolver conflictos que puedan existir en el contexto laboral.

De hecho, existen personas que pueden estar mucho tiempo sin necesidad de vacaciones, o que desean la reincorporación al trabajo.

Descartando los adictos al trabajo, que sería un caso aparte que podría apuntar a dificultades en una vida relacional y/o de ocio que es invadida por el trabajo, y también asumiendo que el descanso siempre es beneficioso (respirar, no pensar en nada, dormir, etc.) creo es interesante reflexionar sobre las razones que llevan a una persona a no desarrollar síndrome postvacacional e incluso a desear reincorporarse al trabajo.

Quizá esto pueda darnos claves para no sufrir, porque una cosa si que no podemos modificar, no al menos por el momento, para sobrevivir necesitamos trabajar, y cada vez más.

Estas categorías para organizar la información son de carácter meramente descriptivo y ayudan a la comunicación, pero pueden actuar como etiquetas.

No tengo ninguna duda respecto a que las personas actuamos y desarrollamos sintomatología porque tenemos una razón para ello, por lo tanto, mi forma de trabajo considerará siempre las particularidades de la historia de vida de cada individuo, familia o pareja, con el objetivo de comprender qué sentido tienen, y sólo desde ahí poder resolver.

Psicólogo Collado Villalba, Psicólogo Madrid, Barrio Salamanca, Avenida de América.

 

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