Comparto un extracto que copio literalmente de un artículo que he leído recientemente en la revista del Colegio Oficial de Psicólogos «Papeles del psicólogo», los autores son Luis Fernández-Ríos y Manuel Vilariño.

Generalmente mis artículos los redacto yo pero en este caso, no creo poder hacer una mejor reflexión al respecto, y prefiero difundir las conclusiones exactas de estos psicólogos y profesores/investigadores en universidades españolas.

PsicologíaPositiva

 

 

 

 

 

 

 

«Mitos de la psicología positiva: maniobras engañosas y pseudociencia»

«La psicología positiva nunca ha sido ideológicamente neutral, ni favorecedora del cambio social.

El consumo de información acerca de emociones positivas favorece una cultura sentimental y terapéutica.

Se mercantiliza, de este modo, una ideología política de lo positivo, y libros de autoayuda que, ilusoriamente, favorecen la lucha por una autorrealización utópica e imposible.

Se trata de la ideología de la sociedad de consumo de lo positivo.

Un capitalismo emocional que establece disciplinas y saberes para gobernar vidas, emociones, ilusiones y expectativas de bienestar. Un negocio enormemente lucrativo.

De este modo, la Psicología Positiva no favorece necesariamente el cambio social.

Al contrario, constituye una herramienta de la cultura psicológica del capitalismo de la positividad para promover el individualismo, la ideología conservadora imperante y el entretenimiento feliz de las clases sociales acomodadas.

Defiende, siguiendo a Foucault(2004/2009), una biopolítica de la positividad que establece regímenes de verdad para una política de la salud positiva.

Se ha construido, en consecuencia, un discurso neoliberal acerca de la felicidad, que convierte la Psicología Positiva en un instrumento de control de los procesos psicológicos de la felicidad (Binkley,2014).

Por tanto, la Psicología Positiva, actúa como una disciplina de poder y política de la verdad que fomenta una tecnología que inculca a las personas lo que tienen que hacer para ser felices.

Realmente, se terminan por imponer procedimientos de control y coacción para ser feliz de una determinada manera.

La sociedad de los índices de felicidad o del bienestar pretende facilitar al ciudadano unos cuidados amables que le imbrican en un clima cultural que lo infantiliza, y convierte en dependiente y dócil.

Así pues, la Psicología Positiva se transforma en un arma política de control psicológico e ideológico, que no aporta un conocimiento empírico liberador y emancipador.»

** Agradezco a los autores que personalmente me autorizaron para hacer esta publicación 🙂

Psicólogo Collado Villalba

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