Desde el ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, se presentó el pasado mes de octubre la nueva Estrategia Nacional de Salud Mental.
Ante la elevada tasa de suicidios registrada en los últimos años, que a partir del 2011 empezó a ascender hasta el punto de situar el suicidio como la principal causa externa de muerte en España, con un total de 3870 personas fallecidas, la nueva estrategia de salud mental incluye la lucha contra el suicidio como una de las principales líneas de intervención, desarrollando políticas transversales que incorporen la perspectiva de género y presten especial atención a los grupos más vulnerables y también con políticas de prevención ante el suicidio.
Me parece resaltable que de las 3870 personas que decidieron acabar con su vida en el 2011, 2911 eran hombres, frente a 959 mujeres, considerablemente más alta la tasa en el caso de los varones.
Entonces las estrategias que van a incorporar para reducir el riesgo de suicidio son: atención e intervención con familias, mejora de los sistemas de información, la autonomía y los derechos del paciente yo la participación de los agentes e instituciones. Esta estrategia se implementa en colaboración con comunidades autónomas, colegios profesionales, sociedades científicas y asociaciones de pacientes. Han establecido grupos de trabajo con diversas temáticas.
Estoy feliz de que la salud mental se considere una de las áreas prioritarias en este Ministerio. Sin embargo, desde mi punto de vista, el fenómeno del suicidio no puede contemplarse sin profundizar sobre todos factores socioeconómicos que afectan a la dignidad humana. “Curiosamente” el número de suicidios en España se dispara en los años en que la crisis económica ha azotado más gravemente a la mayoría de la población.
El trabajo con el que nos ganamos la vida y sus condiciones afecta a nuestra salud mental. El sistema sanitario que cuida nuestra salud física no es disociable de nuestra salud mental. El sistema educativo en el que aprendemos cultura y valores no se puede separar de nuestro estilo de vida. El acceso a un sistema educativo determinará nuestra capacidad crítica y sobre todo la consecución de un trabajo con “mejores condiciones”. Las dificultades para vivir en un hogar digno, caliente y con las necesidades básicas cubiertas están directamente relacionadas con una deficitaria salud mental. La soledad y el individualismo que fomentan cierto tipo de sociedades y culturas afectan nuclearmente a nuestra situación emocional y a nuestra fragilidad social.
Por lo tanto, sería muy recomendable que la Estrategia Nacional de Salud Mental estuviera íntimamente vinculada con todas estas áreas que afectan a la psicología humana, y que en todos los planes estratégicos implementaran medidas que reviertan contundentemente en algo tan sencillo y contundente como la dignidad.
Psicólogo Collado Villalba – Psicólogo Madrid Avenida de América Barrio Salamanca