La maternidad en la mayoría de las ocasiones es presentada de forma idílica y mitificada, pero, la realidad contiene un lado no tan amable de este proceso.

La Maternidad es una Revolución

En términos psicológicos, la maternidad es una revolución, tanto para bien como para no tan bien.

Además de la transformación que sufre el cuerpo de la mujer, que conlleva procesos de duelo, de dolor, de enfermedades, infecciones…

Las madres sufren un cambio de vida radical, donde el lugar desde el que salían a la vida es desplazado, para poner en el centro al bebé que es una prioridad absoluta, dado que su supervivencia está en sus manos.

En este artículo no hablaré de cuestiones de género, pero por supuesto que el papel de la pareja (sea hombre o mujer) será fundamental en este proceso, y no, la madre no es la única figura parental (o sería deseable que no lo fuera) salvo, en familias monoparentales.

El hecho es que el nacimiento de un bebé es un acontecimiento asociado a una elevada morbilidad de trastornos mentales.

La madre puede padecer, no solamente los llamados «maternity baby blues», periodos de estado de ánimo depresivo, irritabilidad, sueño, apetito alterado, ansiedad y llanto que aparecen a los pocos días del parto y pueden remitir a las dos semanas.

Si no también trastornos de salud mental comunes como la depresión, trastornos de ansiedad, agravar otros trastornos que existían previamente e incluso psicosis posparto.

Estamos hablando de que una de cada cinco mujeres presenta trastornos de salud mental durante el periodo perinatal (desde embarazo hasta primer año del bebé), según recientes estudios.

Maternidad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cifras

Alrededor de un 20% de las mujeres sufren la llamada depresión postparto. Los trastornos por ansiedad están alrededor del 13% de prevalencia (más elevada que las mujeres que no están viviendo embarazo ni parto).

En el caso de los trastornos psicóticos, la cifra es menos elevada, con una afección de 1-2/1000 mujeres gestantes.

Si los problemas de salud mental no están siendo detectados ni tratados a tiempo, pueden crear daños psicológicos en la madre que afectarán al vínculo con el bebé, así como tendrá efectos en todas las áreas de su vida.

Las mujeres gestantes, no tienen una atención psicológica completa en nuestro sistema de salud porque no es comprendida esta vulnerabilidad psicológica y no existen protocolos de atención e intervención psicoemocional.

Paralelamente nos encontramos con que es un perfil que acude a tratamiento psicológico en mucha menor medida, y si nos preguntamos por qué, en mi experiencia laboral no tengo duda:

Es principalmente una cuestión logística, esta revolución a todos los niveles conlleva también una sobrecarga y un gran obstáculo para cuidar de ellas en un espacio independiente al del bebé.

Podría haber otras razones también, por ejemplo que la mitificación del embarazo no permita que aflore a la conciencia su sufrimiento, sus sacrificios, sus concesiones, etc,

Y por lo tanto, que no hagan ningún tipo de movimiento para cuidarse individualmente.

La maternidad es una oportunidad extraordinaria de seguir profundizando en nuestro ser, pues los bebés pueden actuar de espejo, por lo que estar en paralelo en una terapia psicológica, desde mi punto de vista, además de ayudar a no cronificar problemas psicológicos, puede ser un viaje de autoconocimiento excepcional.

Psicólogo Collado Villalba – Psicólogo Madrid Avenida de América Barrio Salamanca

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